Repercusiones sanitarias

La aportación de las vacunaciones a la mejora de la salud y de la calidad de vida de la población es innegable. Su aplicación ha salvado millones de vidas, ha controlado muchas enfermedades infecciosas e incluso ha conseguido erradicar una de las enfermedades epidémicas con mayor índice de mortalidad en el pasado: la viruela.

La viruela amenazaba al 60% de la población mundial y mataba a 1 de 4 personas contagiadas antes del inicio del programa para la erradicación de la viruela. En 1977 se reporta, en Somalia, el último caso de viruela en el mundo. En 1980, la Oranización Mundial de la Salud (OMS) declara la erradicación mundial de la viruela.

Otro de los grandes triunfos del campo de las vacunas es la lucha contra la poliomielitis. Des de la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis en 1988 por la OMS, el número de casos ha disminuido casi hasta desaparecer y muchos millones de personas se han librado de una parálisis. Pese a esto, todavía hay zonas endémicas en algunos países como Tajikistan, Sudan o Nigeria. Actualmente, la poliomielitis está oficialmente erradicada en América y Europa.

Beneficios de las vacunas 

Como estrategia sanitaria, la vacunación es, sin duda, la mejor inversión en salud pública. Implica no sólo un beneficio para la salud del propio individuo sino que favorece también a toda la comunidad. Y aquí radica el gran beneficio de las inmunizaciones. Debemos vacunarnos, pues, por dos motivos: el primero, para protegernos a nosotros mismos (las enfermedades infecciosas siguen presentes y cualquiera que no esté protegido se puede infectar). La segunda razón es para proteger a las personas de nuestro entorno. Una pequeña proporción de personas no responde a las vacunas (ninguna vacuna es efectiva al 100%), otras no pueden ser vacunadas, por ejemplo, por presentar alergia a alguno de los componentes de la vacuna. De esta manera, las personas no vacunadas se protegen porque en esa población mayoritariamente vacunada hay menos individuos capaces de contagiar (es lo que se conoce como “efecto rebaño”).

Futuro de las vacunas

Aun se requiere de forma imperiosa actuar contra muchas enfermedades. Cada año, millones de personas mueren en todo el mundo como consecuencia de paludismo, tuberculosis, SIDA, infecciones respiratorias o gastrointestinales. La OMS estima que millones de niños menores de cinco años mueren anualmente por enfermedades prevenibles con las vacunas existentes en los países desarrollados.

En unos casos, será necesario desarrollar vacunas hasta ahora inexistentes; en otros, mejorar la seguridad y la eficacia de las que ya se disponen en la actualidad, disminuyendo su coste y haciéndolas mas asequibles para los países en desarrollo. En este nuevo siglo podemos esperar más y mejores beneficios de las vacunas, consecuencia de nuevas investigaciones. Vacunas contra enfermedades emergentes o tan arraigadas como el cáncer, la enfermedad de Alzheimer o la caries dental.

Sin duda vacunar sigue siendo no sólo el reto sino la esperanza de la humanidad en materia de salud. Vacunas más baratas, más seguras, y más fáciles de administrar contribuirán a que la inmunización global sea una realidad.

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