Historia de las vacunas

Los antecedentes de la vacunación son antiguos. Se remontan incluso siglos antes de la invención de la primera vacuna. 

Ya los budistas hindús ingerían pequeñas cantidades de veneno de serpiente con tal de voverse inmunes a sus efectos, por allá el siglo VII. Se trataba de una forma primitiva similar a lo que hoy llamaríamos vacunación con toxoides.

Médico chino inoculando virus de la viruela
a través de la nariz de uno de sus pacientes
Más adelante, empezó a usarse en el centro de Asia (aún no se sabe si en China o en la India) lo que se conocía con el nombre de variolación. Esto era la administración (normalmente por la nariz) de preparados obtenidos a partir de las costras de enfermos de viruela. Las personas que se sometían a este tratamiento experimentaban una viruela más ligera y, a partir de entonces, quedaban inmunizados contra la enfermedad. Aunque resultaba una práctica peligrosa (porque no se podía controlar la virulencia del material), que conducía a la muerte al 2% de los pacientes, salvaba más vidas de las que terminaba.

Las primeras referencias a esta técnica se encuentran en el siglo VIII, aunque no tenemos referencias claras de ello hasta el XVIII, en China.

La primera vacuna

No fué hasta finales el 179, en Inglaterra, que el médico Edward Jenner ideó la que está considerada como la primera vacuna de la historia. La vacuna contra la viruela.

El caso de Jenner es curioso, puesto que él habia observado que las chicas de pueblo que ordeñaban las vacas contraían a veces la llamada viruela bovina, una variante de la viruela mucho más leve, y que a partir de ese momento quedaban protegidas contra la viruela normal. 

Convencido de sus observaciones, i de otros antecedentes que se tenían en la época, Jenner se dispuso a experimentar. Y para ello usó a un niño de ocho años llamado James Phipps, que era ni más ni menos que el hijo de su jardinero. Inyectó pus de vacas que sufrian viruela bovina en los dos brazos del niño, y éste sólo sufrió fiebre y malestar ligero durante unos pocos días. Cuando se hubo recuperado, Jenner se atrevió a inyectarle el peligroso virus de la viruela y, tal como había predicho, al niño no le ocurrió nada en absoluto.

Jenner llamó a su invento vaccinia, de Variola vaccinae, és decir: la viruela de las vacas. 

Vacunación de James Phipps a manos de Edward Jenner

La vacuna fué un éxito, era segura y muy eficaz, aunque ciertas personas, sobretodo del ámbito religioso, le acusaron de “ir en contra de la voluntad de Dios” y de inyectar sustancias de origen animal en las personas, algo que consideraban completamente antinatural.

Pese a las reticencias, la vacuna siguió adelante y fue popularizándose cada vez más. Con el paso de los años, cada vez eran más los países que declaraban la vacunación obligatoria y, de esta forma, se consiguió que, en 1977, ocurriera el último caso de viruela del mundo. Tras tres años sin infecciones, en 1980, finalmente la OMS declaró la viruela erradicada del planeta.

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